24 dic 2012

Borrachera de Poder

 
 
- No podemos vivir sin límites.
- Es verdad. No podéis vivir sin límites.
- ¿Cómo?
- No podéis vivir sin imponerme límites, desgraciados.
 
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BORRACHERA DE PODER
 
¡Oj! ¡Qué dolor de cabolo! ¿Donde estoy? Otra vez que la he vuelto a liar, tengo que dejar de ir a fiestas, no sé por qué me da que esta vez se nos ha ido de las manos, me cago en todo...


 
Un momento... ¡Joder!, estoy en el cuartelillo. Pero qué cojones haríamos ayer. Aunque eso sí, el resto de la banda no andan por aquí. No sé por qué me da que esta vez la he liado gorda de verdad, y estos se han librado, los cabrones. ¡Buf!, pues sabiendo cómo se las gastan las autoridades de estas tierras lo voy a tener algo chungo.
 
Antes de que venga alguien tengo que hacer memoria, a ver si me acuerdo de algún detalle sobre lo que hicimos en esta semana loca. ¡Ay!, desde luego, qué dolor de cabeza. ¡BBBGGGGRRRRUUUUUAAAAAAAA! ¡BBRRUUAA! ¡BBBBRRRGGGGUUAAAA!
 
¡Ostia! ¡Qué vomitada! menos mal que estoy solo en la celda podrida esta. ¡Bef!, qué olor, y no sé ni qué hora es,a ver lo que tardan en sacarme de aquí, estará madre preocupada, que no aparezco por casa desde el sábado, mira que le doy disgustos, es una santa, por lo menos.
 
Pues a ver, antes de que venga alguno de estos maderos y me empiece a interrogar, voy a ver si recuerdo de lo que me pueden acusar y así puedo inventarme alguna historia más o menos creíble, que aquí no me quiero pudrir.
 
Bueno, la última vez que estuve sobrio fue el sábado, por la tarde, antes de quedar con estos bestias de la banda. Íbamos a una fiesta, y empezamos a beber, como siempre. Hasta ahí no veo que hayamos hecho ninguna cosa resaltable.
 
Vale, el problema vino en la fiesta, tengo alguna visión en la que estamos dando el timo del vino, estuvimos robando vino a los de la casa de al lado, pero me parece que fue todo muy limpio y no se dieron ni cuenta, no creo que sea ese el problema. Y nos hubieran cazado a todos, porque los que lo robaban eran Tolo y Felipín, yo no era. Qué bien lo hacían, los cabrones, no se daban cuenta ni ne nuestra fiesta. Claro, así bebimos, que no se acabó el vino en toda la noche.
 
¿Y qué hicimos después? Buah, al salir de la fista nos envalentonamos, me parece a mí. Claro, con la moña que llevamos decidimos ir a ciudad para seguir mangándola. Claro, y era domingo y sabíamos que iba a haber gente por las calles. Momento perfecto para preparar algunas de las nuestras. Qué bruta es esta gente, y yo el peor, que me dejo llevar y, al final, siempre me ponen a mí de escudo, para que me caigan todas las ostias. Pues debe ser de alguna de esas, de las que ha salido el por qué de estar yo encerrado. Vamos a ver, recordemos...
 
Entramos en ciudad como una banda, haciendo eses y gritando, de eso sí que me acuerdo, y también de que Juan y Tomy guindaron en un pueblo de al lado un burro, o mula, o qué sé yo. Vaya entrada que hicimos en ciudad, veníamos corriendo para huir de los dueños del bicho y sólo recuerdo que dimos el espectáculo en la calle principal. No podemos pasar desapercibidos, la verdad.
 
Pero tampoco veo nada reseñable, creo que el burro lo recuperaron los dueños y no debieron poner denuncia ni nada, porque les acojonamos un poco, creo que decidieron no tener problemas con nosotros, si es que damos miedo, vaya banda que formamos.
 
Eso sí, seguimos bebiendo, de vinos por la ciudad durante todo el domingo, no sé si dormimos un poco a ratos en el monte. Era primavera recién estrenada y no hacía demasiado frío para ello, pero vamos, que poco tiempo fue, porque no recuerdo que se me pasara la borrachera en todo ese rato, por lo menos a mí. Sólo recuerdo que me daban de beber y me instaban a decir bobadas todo el rato en los momentos en los que estábamos despiertos, qué perros son estos elementos.
 
El día siguiente lo tengo un poco más confuso también, la noche fue larga y recuerdo que, según amanecía, nos comenzamos a embrutecer. Teníamos a toda la ciudad detrás nuestro, ya que habíamos montado mucho jaleo el día anterior, y creo que estaban esperando que hiciéramos la mínima para meternos en el calabozo. Aun así, como todo lo que hacíamos eran pequeños robos y alboroto de borrachos, pues no querían tampoco precipitarse, tuvieron paciencia. También es verdad que la ciudad siempre ha sido más movida que el pueblo, es más fácil camuflarse y no ser el centro de atención a todo momento. Pues no hay gente dando gritos ni nada, a todas horas, es tremendo.
 
Lo que sí que creo que hicimos un poco mal fue lo de liarla en el mercado. Los lunes sabemos que se llena, y el Santi creo que nos convenció para ir allí a mangar carteras y demás. Todo iba bien y casi todos teníamos ya buen botín para tirar de juerga unos días más, pero no sé, nos entró la neura y uno de los tenderos nos empezó a llamar ladrones y demás, no sin razón, claro, pero es que nos iba a desmontar el chiringuito. Me acuerdo que el Andrés empezó a discutir con él, a decirle que teniendo a esos precios los tomates el ladrón era él. ¡Qué risas!, claro, el tendero se mosqueó y amenazó con el cuchillo, y yo, que no tengo paciencia, le arreé dos ostias que lo dejé temblando, le fueron a defender y ya nos pusimos a repartir para todos. La que liamos, todos los puestos destrozados y nos tocó correr, claro. Pero no recuerdo que nos pillaran, creo que sí conseguimos librarnos de las autoridades, porque aprovechamos el tumulto para escapar. Pero fue de las buenas, no recuerdo haberla liado tan fuerte nunca, madre mía, pasará a la historia de nuestra banda.
 
Claro, nos tuvimos que salir a las afueras unas horas, hasta que se despejase el lío que montamos, creo que fuimos a la casa de unos amigos del Andrés, que tenía alguna amiga puta que se solía pasar por allí. Nos dijo que era una fiera, y lo era, porque me hizo una mamada de escándalo. Qué gozada, y venga a beber y a beber, que no parábamos. Así hasta el día siguiente, esperando a que en ciudad se olvidaran de nosotros. Creo que no hubo problema, de todas maneras.
 
El miércoles, si no recuerdo mal, fue un poco más mosqueante. Comenzamos a ponernos agresivos, es verdad, a discutir entre nosotros. Yo empecé a comentar bobadas por ahí, acusando a la peña de traidores y demás. A veces me pasa, que me descontrolo y, si estoy varios días durmiendo menos de lo necesario, pues me entra furia y todo me sienta mal. Sólo recuerdo que estábamos borrachos de cojones, y no hacíamos más que discutir y pegarnos, incluso. Mientras tanto el Pedro, al cual no le gustan estas mierdas de discursiones, se puso a cantar solo en una esquina. Qué tío, parecía la Amy Winehouse, que no sé quién es pero me suena el nombre, ahí, cantando la canción del No, No, No. Buenísimo, es lo poco que nos hizo reir ese día, que grande el Pedrín.
 
Y seguíamos borrachos. Así que necesitábamos comer algo, porque llevábamos un par de días en los que sólo comíamos aperitivos y mierdas. Ya estábamos a jueves y decidimos hacer una gran cena, para celebrar que estábamos todavía juntos después de tanto tiempo en el hampa. Así que decidimos dejar la casa del amigo de Andrés, pero antes, hicimos como siempre hacemos para reconciliarnos, que es chuparnosla entre nosotros. Sabemos que queda un poco gay, pero tampoco le damos importancia, hemos estado mucho tiempo huyendo sólos y de alguna manera hay que desahogarse. Además, no siempre tenemos dinero para putas. Así que hicimos como siempre, el dueño de la casa escribió un número en un papel y el que lo dijese le tocaba hacer ronda a todos. Es decir, no éramos tampoco unos desviados, no creíamos en orgías. Simplemente echábamos a suertes al que le tocaría felar, uno a uno, los miembros de los demás. Me tocó a mí, ahora lo recuerdo, y mira, por eso tengo el pelo como lo tengo, ¡joder! Qué asco, la verdad es que son reglas que no me gustan, pero bueno, se la tuve que chupar a todos, hasta a los dos Simones, que son los que más grande la tienen, que acaba uno con la mandíbula rota. Pero bueno, luego me desquité con la amiga del Andrés, que seguía por allí. Me gusta mucho como trabaja esa mujer, la verdad. Por lo menos eliminé el recuerdo de los otros cerdos.
 
A partir de ahí, fuimos a comprar lo que necesitábamos para la gran cena. Yo creo que ya con esto nos iríamos cada uno a casa, porque no era cuestión tampoco de seguir tanto tiempo fuera, que llevábamos ya cuatro días sin dar señales de vida por el pueblo, así que debía ser una cena antológica.
 
Eso sí, seguíamos borrachos. Fuimos a comprar-robar la comida y la bebida a la ciudad. Notamos que la gente nos miraba raro, seguramente todavía se acordarían de la que montamos en el mercado el lunes. El Pedro, que es el más cobarde, ya se estaba tapando la cara, si es que no tiene ni un gramo de valentía el elemento este, la verdad. Pero bueno, compramos lo de comer y robamos lo de beber, y ya teníamos suficiente para una juerga como nos merecemos.
 
Dijímos de ir a las afueras otra vez, a un merendero que conocía Tadeo, que no solía estar ocupado. Recuerdo que estuvimos cenando hasta reventar, sin medida, parecía que era la última vez que íbamos a reunirnos, madre mía. Ahí estábamos, compartiendo todo, como en los viejos tiempos. Cuando discutimos da asco, la verdad, pero cuando estamos en armonía no dejamos de ser adorables. Se nota que somos amigos, y de los buenos.
 
Y no recuerdo más. Bueno, que nos fuimos a dirmir a la intemperie y que me vinieron a detener, creo que estos consiguieron huir, pero vinieron tan directos a por mí que no pude evitarlo. Tardé en despertarme, no obstante.
 
No sé, sería por el tema del mercado, que fue la que armamos más fuerte. Aunque es raro, que sólo vinieran a por mí, porque el resto estuvieron más espabilados pero eran muchos policías contra nosotros, podrían haber cogido de sobra a más de uno. Me parece extraño, debería seguir recordando, porque no me salen las cuentas.
 
En esto, el carcelero se acerca a la celda, la abre, y conduce al protagonista a una sala donde le espera un funcionario.
 
Funcionario- A ver, nombre, acusación y excusa.
Protagonista- Buenas, me llamo Jesu, Creo que se me acusa de destrozar el mercado. En mi defensa debo decir que no es verdad, y que fueron los mercaderes los que nos tocaron los huevos a mí y a mis amigos.
Fiscal-Vamos a ver, no invente, que lleva ya un mes haciendo el paripé con la historia del mesías. Le acusamos de hacerse pasar por un profeta de manera falsa y con oscuros fines.
Jesu: Vamos venga, no me jodas.
 
Jesu comienza a pensar y a recordar
 
Anda, pues va a ser verdad, me cago en la leche, vaya error de principiante. Si estuvimos con la historia de las profecías para beber gratis en las fiestas. Si por eso nos invitaron a la del domingo. Cómo se las gastan, claro, en el pueblo les da igual, porque les hacemos gracia. Saben que robamos vino y hacemos la copla de que convierto el agua y demás, claro. Madre, en qué lío me he metido, si es que mira que dice mi madre veces que no haga caso a esta gente, que siempre me pone a mí de bandera y soy el que acabo haciendo el ridídulo. Pues de esta no salgo, claro, hemos llegado a ciudad, con el espectáculo del burro, claro, lo querían para subirme y engañar a la gente, y luego han querido tapar la que liamos en el mercado con este tipo de historias, para librarse ellos. Así me azuzaban a contar mierdas sin sentido, sobre diós y demás, como saben que tengo inventiva y gracia para contarlo se aprovechan. Soy el payaso del grupo, está claro.
 
Aunque no sé, no solemos ser así. Si tiramos con una mentira seguimos con ella. Alguno se ha ido de la lengua, me cago en todo. Si acaso el Judas, que es un poco menos trasgresor, no sé. Antes era un ladrón de los buenos, ahora le da pena la gente a la que roba. Se ha vuelto gilipollas. No me extrañaría nada que haya apalabrado con la policía el tema de mi detención, para librarse él de cargos y limpiar su expediente de antecedentes. De hecho desapareción un rato largo ayer, creíamos que estaba con la amiga del Andrés, dándole al temario, somos bobos y nos ha ha colado. Claro, con eso de que ahora quiere empezar a estudiar, a trabajar y a ser honrado se ha convertido en un traidor. Vaya pieza, espero que estos se encarguen de él. El que nace ladrón muere ladrón, hombre. Pero vamos, que esto no queda así, les diré a estos que entre en la banda el Matías, que tiene mucha suerte, y a Judas que le den por el culo, esta es la última que nos prepara, chivato de mierda.
 
Y ¿cómo me libro y de esta?
 
El funcionario narra los hechos y la sentencia, antes de lanzar un veredicto definitivo.
 
Funcionario- Vamos a ver, el delito que tenemos delante es sinónimo de crucifixión hasta morir. No nos gustan los falsos profetas. Pero no seré yo el que decida si lo eres o no, tengo entendido que habéis conseguido varios adeptos, y no hay sitio en el Calvario para crucificaros a todos, así que en estas fechas estamos perdonando a la mitad de los condenados. Saldrás al balcón en un par de horas y te elegirán a tí o a un ladrón que también hemos arrestado hoy para morir en la cruz. ¿Algo que decir?
Jesu- Me parece bien, como Rey de Reyes demostraré que el amor por mí y por mi padre es lo que más puede mover a la gente. Me salvarán y yo salvaré, con ello, sus almas de los brazos de satanás.
 
Se llevan a Jesu a rastras a la celda otra vez. Jesu se va sonriendo.
 
Perfecto, porque la gente salvará más a un profeta que a un ladronzuelo, eso de fijo. Si descubro el pastel no dejo de ser un ladrón y timador que, además, se ha cargado un mercado entero en plan violento. Da igual lo que haya hecho el otro, que no lo supera. Pero, si sigo con la pantomima esta hasta el final, tengo algunas opciones, luego iré a ver a estos para sacarle rendimiento. Como nos salga bien de esta nos retiramos, a base de profetizar, ya verás. Si es que la gente es imbécil.
 
Y no se supo más de esta historia. Fue hace más de dos mil años en una tierra colonizada por romanos, y no existían los medios actuales pero, aun así, tampoco sería muy fiable la información que pudiera trascender. Por otra parte ¿A quién le iba a interesar la vida o muerte del típico payasete gracioso de una banda de timadores y ladrones? La historia no da ni para una novela de serie B. 
 
Recuerden, si de algo nos puede valer este cuento es por esta moraleja, no beban alcohol en exceso ni se junten con malas compañías, que pueden acabar igual o peor que el protagonista de esta historia.
 
Consumo responsable y diversión sana. No hagan que una fiesta se convierta en un calvario.
 
 
 
 

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